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Director Editorial: Dr. Bernardo Kupferberg | Secretario de Redacción: Dr. Pablo Sayago

Comité Editorial: Dr. Samuel Seiref - Dra. Claudia Travella | Comité Científico: Dr. Mariano Grilli - Dr. Horacio Crespo - Dra. Alejandra Julia Giurgiovich

Volumen 22 - Nº 3 - Agosto de 2023

Editorial

Evitar trae sus consecuencias

Agradeciendo la oportunidad de redactar este Editorial para la Revista FASGO quisiera referirme a la educación en línea, también conocida como educación a distancia o e-learning.

Cuando era pequeño, en la época del mundial del 78, haciendo honor a mi origen rioplatense, leía las revistas como Anteojito, Patoruzú, y otras. Recuerdo que su contratapa venía publicidad sobre “Estudie a Distancia”. Ofrecían cursos de fotografías, dactilografía, idiomas, hasta profesiones técnicas como electricistas, sanitarios, etc. Había que recortar una parte de la revista y enviarla por correo a una dirección que venía. Cuando lo consultaba con los mayores me hacían señales que no era algo muy confiable. Claro no se concebía la educación sino se iba físicamente a un lugar a estudiar.

Hoy, a más de 40 años de aquella situación todo es distinto. Ya no quedan instituciones de prestigio, incluidas las principales Universidades en el mundo que no brinden este tipo de educación y formación para profesionales, técnicos y público en general.

Si vamos a la historia, la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) - España (1972), la Universidad de Buenos Aires (UBA) - Argentina (2003), comenzaron a impartir diversos programas educativos en línea para sus estudiantes.  Pero cuidado que no inventamos “la pólvora”.

Ya en la Universidad de Londres - Reino Unido (1858), la Universidad de South África (UNISA) - Sudáfrica (1873) y la Universidad de Wisconsin-Madison - Estados Unidos (1891) tenían sus programas a distancia para estudiantes de todo el mundo, utilizando claro otros medios como la radio, por ejemplo cuando se creó.

En la última década del siglo XX aparecen las Tecnologías de la Información y Comunicación, conocidas como TICs, que dieron origen a lo que se llamó la “Nueva Economía”. El surgimiento de la Nueva Economía se puede situar en la década de 1990, durante el auge de la revolución digital y la adopción generalizada de internet y las tecnologías de la información. Esta permitió algunos aspectos tales como el Internet y la digitalización y con ello la capacidad para acceder a información y servicios en línea que transformaron la forma en que las personas trabajan, se comunican, compran y consumen productos y servicios. La aparición de empresas de tecnología, como Google, Amazon, Apple, Facebook y otras, que revolucionaron industrias enteras y redefinieron la forma en que se hacen negocios; la Globalización facilitó una mayor integración económica a nivel global, permitiendo que las organizaciones operen en mercados internacionales de manera más eficiente y ágil; la innovación, la velocidad del cambio tecnológico, el comercio electrónico y finalmente la Economía del conocimiento.

En este último me quiero detener y reflexionar. Ya no sólo se refiere a adquirir el conocimiento sino a producir, compartir y crear nuevos conocimientos, teniendo la posibilidad de tener como ámbito, no solo una institución, una ciudad, un país, o una región sino el mundo entero.

En el año 2000 el haber estudiado a distancia un posgrado viviendo en Uruguay en un convenio con la Universidad Politécnica de Madrid, me posibilitó ayudar a la primera Universidad Virtual en Línea que se creara en México por parte de una organización, lo que se denomina Universidad Corporativa. Fue la Universidad Virtual de Liverpool- UVL. Una empresa que contaba con 24 mil empleados y tenía 42 puntos de ventas en toda la República Mexicana. Había realizado en Plan Estratégico en el año 1998 y se había fijado una meta de crecimiento del 60 % en 10 años. Su escollo principal no eran los recursos financieros para instalar otros 58 puntos de ventas, sino quiénes lo irían a dirigir. Afortunadamente apuntaron a que sus empleados pudieran acompañar y gerenciar esos nuevos puntos de ventas. Crearon una licenciatura, cuatro maestrías y varios programas de actualización de competencias directivas.

Fue todo un desafío y un gran aprendizaje. No fue fácil poder convencer a los profesores expertos en la parte presencial a que “volvieran a aprender” la forma en cómo se debía enseñar con esta modalidad. Muchos quedaron por el camino por no aceptar este cambio. Aquí, volviendo a nuestra región, mi reconocimiento a FASGO por incorporar la Escuela FASGO como una modalidad que permite la enseñanza en línea, hoy con el mayor desarrollo para Argentina, pero con el potencial de llegar a Latinoamérica y a profesionales de la especialidad de habla hispana.

Este tipo de enseñanza plantea algunas exigencias que son fundamentales para su funcionamiento y éxito, y en el que hay que prepararse, tanto los que dirigen, como los docentes que crean e imparten sus programas. Dentro de estos elementos centrales tenemos:   la plataforma tecnológica, que es el entorno virtual donde se desarrolla el proceso de enseñanza y aprendizaje en línea. La plataforma proporciona el acceso a materiales didácticos, actividades interactivas, foros de discusión, exámenes y otros recursos que facilitan la educación en línea; los contenidos educativos y materiales didácticos que deben estar diseñados específicamente para su presentación a través de medios digitales; la interacción y comunicación entre los estudiantes y profesores, a través de foros de discusión, chats, correo electrónico y sesiones de videoconferencia en tiempo real. Muy importante es la flexibilidad y accesibilidad. Este es uno de los principales atractivos de la educación en línea: acceder a los materiales y actividades en cualquier momento y lugar, lo que les permite adaptar sus horarios de estudio a sus necesidades personales y profesionales. La evaluación y retroalimentación: los sistemas de evaluación en línea deben estar diseñados para medir el progreso de los estudiantes y su comprensión de los contenidos. Además, proporcionar retroalimentación constructiva para que los estudiantes mejoren su aprendizaje. El apoyo técnico y pedagógico: los estudiantes y profesores deben contar con un soporte técnico que les ayude a resolver problemas relacionados con la plataforma y otros aspectos tecnológicos. También es importante brindar apoyo pedagógico para orientar a los docentes en el diseño y desarrollo de sus cursos en línea. El diseño instruccional: los cursos en línea deben estar cuidadosamente diseñados siguiendo principios pedagógicos y metodologías apropiadas para el entorno virtual. Un diseño instruccional bien estructurado garantiza una experiencia de aprendizaje efectiva y significativa. Por último, la evaluación del aprendizaje y mejora continua. Es fundamental medir la efectividad de la educación en línea y realizar ajustes y mejoras en función de los resultados obtenidos. La evaluación constante permite identificar áreas de mejora y optimizar la experiencia educativa en línea. En resumen, la educación en línea se basa en una combinación de tecnología, contenidos, interacción, flexibilidad y apoyo para brindar una experiencia de aprendizaje completa y efectiva. Al integrar adecuadamente estos elementos, se pueden obtener resultados educativos exitosos y satisfactorios para estudiantes y docentes por igual.

Esto implica contar con toda una estructura académica, administrativa y organizacional que garantice todos estos aspectos, y para ello se requieren equipos de recursos humanos, materiales, tecnológicos y financieros que lo hagan posible.

Este es el siguiente paso que creo humildemente FASGO tiene que dar para consolidarse en este aspecto. Vencer la inercia no es fácil, pero evitarlo trae sus consecuencias negativas a largo plazo. La psicóloga brasileña Luana Marques, profesora de la Universidad de Harvard lo describe muy bien “La evasión psicológica es cualquier respuesta a una amenaza percibida que brinda un alivio emocional inmediato, pero tiene consecuencias negativas a largo plazo”. Es decir, nos da un alivio rápido pero temporal de la incomodidad, pero nos mantiene estancados para el futuro.

Soy consciente que los entornos cercanos pueden ser desestimulantes y provocar incomodidades, pero cuando uno tiene claro que lo que va a permitir no es sólo desarrollar el conocimiento sino también ser una fuente de ingresos de la institución, no puedes dejar de hacerlo. Más porque lo que uno no hace, lo pueden hacer otros. Como menciona Alex Rovira “saber el para qué, te permite enfrentar cualquier cómo”

Personalmente lo resumo así: “Hay que aprender a convivir con el dolor (los deportistas lo sabemos muy bien), con lo que te incomoda, porque una vez que se supera, aparece lo que hará que brilles, lo valores y lo disfrutes más”

 

 

WinoOK 




Dr. Álvaro Erramuspe PhD
Consultor y Académico

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