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Editorial

Etapas en la Formación del Tocoginecólogo

Es para mí un honor dirigirme al tocoginecólogo en una publicación de la jerarquía y difusión de la revista de FASGO, con distribución en todo el país y constituida en el órgano oficial de la AAGO y SACIL.

No les voy a hablar desde la presidencia de FASGO, sino desde la experiencia vivida en más de 40 años de profesión y humildemente, una interpretación personal de nuestra función como médicos.

Aquellos que egresan, con todas las expectativas que brinda el reciente título de médico y el empuje propio de la edad, comenzarán a atravesar los primeros periodos de la formación médica. Se lanzan al desafío de la acreditación permanente del conocimiento, no como mero trámite burocrático para poder ejercer, sino como un hecho real, para poder curar, paliar y aliviar.

Luego, en su etapa de formación, deben pasar por tres periodos diferentes, que si bien se entrelazan en forma insensible, podemos distinguirlos con claridad.

El primero es el que finaliza en la facultad,  el aprendizaje del lenguaje de la ciencia, dónde acumulan datos que les son ordenadamente transmitidos en forma correlativa.

Posteriormente comienzan el segundo, el formativo, caracterizado por aprender a hacer, es decir a transformar en acto el conocimiento adquirido .Es allí ,en estos años, donde el hospital, en general por intermedio de la residencia, ejercerá una influencia preponderante, son los años de identificación con el modelo profesional, en especial con sus docentes.

 Por último, el tercer periodo, que debe sustentarse indefectiblemente en los dos primeros. Habiendo incorporado el conocimiento y la práctica, bajo la supervisión de una residencia, deberá aparecer el período creativo, solo posible si está basado en el deseo profundo de modificar y cambiar por medio de una metodología estricta, todo aquello que nos permita nuestra libertad de pensamiento.

No existen más espacios para diferenciar como en tiempos pasados al médico práctico del teórico, ya que la aceleración de los conocimientos científicos y tecnológicos ,crean la responsabilidad de tener que actualizarse en forma permanente y el deber, no solo de informarse, sino de transmitir esa información, es decir enseñar, lo que no implica ser profesor universitario, sino simplemente médico.

Hoy en día el médico es una conjunción de lo teórico, práctico y docente, siendo la educación médica continua imprescindible para nuestro ejercicio profesional.

La educación del graduado debe estar orientada a cubrir las necesidades de salud de la comunidad donde se desempeña, con altos niveles de calidad y excelencia, en un marco ético y moral, todas cualidades que se acreditan solo con la realidad de los hechos cotidianos.

Tengan siempre en cuenta que la relación médico paciente no puede estar sedimentada solo con la simpatía, la afectuosidad y el cariño, que si bien son cualidades transcendentes, pierden el valor si el profesional  no está en condiciones de aplicar lo mejor a ese individuo, en ese tiempo y en ese lugar.

Y un solo consejo me permito darles, únicamente esto es posible con pasión por lo que se hace. Facundo Cabral, un cantautor que ustedes seguramente conocen mejor que yo, menciona una frase:

“Aquel que hace lo que ama, está destinado al éxito”. Me permito agregarle una pequeña modificación  “Aquel que le pone pasión a lo que hace, está destinado a ser feliz”.

Confío, porque conozco el pensamiento de su director, que esta revista permita un fluido intercambio personal, porque mutuamente somos parte de nuestra interacción, desde ángulos distintos, pero parte al fin.

 

 

 

Foto Cingolani 

Dr. Roberto Castaño
Presidente
FASGO


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