ISSN 2683-992X
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Director Editorial: Dr. Bernardo Kupferberg | Secretario de Redacción: Dr. Pablo Sayago

Comité Editorial: Dr. Samuel Seiref - Dr. Mariano Grilli | Comité Científico: Dr. Horacio Crespo - Dr. Martín Luchini - Dra. Andrea Salas - Dr. Edgardo Rolla

Volumen 23 - Nº 2 - Septiembre de 2024

Síndrome genitourinario de la menopausia, una revisión a la literatura

Genitourinary syndrome of menopause, a Review of the literature

Autores:
Lida Yaneth Luna Rodríguez1; María Alejandra Orejarena Alarcón2

Condensación

Bases para entender la fisiopatología, manifestaciones clínicas, herramientas diagnósticas y abordaje terapéutico del síndrome genitourinario de la menopausia.

Palabras Clave (DeCS)

Síndrome genitourinario de la menopausia, atrofia vaginal, atrofia urogenita.

Resumen

Objetivo: El Síndrome Genitourinario de la Menopausia (GSM) se define como los signos y síntomas de afectación vulvovaginal, sexual y del tracto urinario inferior secundarios a hipoestrogenismo durante la menopausia. Se busca exponer aspectos fundamentales de su fisiopatología, manifestaciones clínicas y abordaje.

Metodología: Se realizó un estudio de revisión de la literatura en español e inglés en bases de datos: PubMed, UpToDate, Medline, ProQuest, Cochrane, publicadas entre 2000 y 2019 utilizando los términos MESH: Genitourinary syndrome of menopause, vaginal atrophy, urogenital atrofia.

División de Temas Cubiertos: Fisiopatología y etiología, factores de riesgo, manifestaciones clínicas, diagnóstico, diagnóstico diferencial, tratamiento no hormonal, tratamiento hormonal, otras opciones terapéuticas, fracaso del tratamiento.

Conclusiones: El SGM suele presentarse de forma crónica, que no se resuelve sin una intervención terapéutica adecuada. Por ello, es importante conocer la fisiopatología de esta condición para poder realizar un abordaje óptimo, mejorando la calidad de vida de la mujer.

Palabras clave (DeCS): Síndrome genitourinario de la menopausia, atrofia vaginal, atrofia urogenital.

Abstract:

Objective: Genitourinary Syndrome of Menopause (GSM) is defined as the signs and symptoms of vulvovaginal, sexual and lower urinary tract involvement secondary to hypoestrogenism during menopause. It seeks to expose fundamental aspects of its pathophysiology, clinical manifestations and approach.

Methodology: A review study of the literature in Spanish and English was carried out in databases: PubMed, UpToDate, Medline, ProQuest, Cochrane, published between 2000 and 2019 using the MESH terms: Genitourinary syndrome of menopause, vaginal atrophy, urogenital atrophy.

Division of Covered Topics: Pathophysiology and etiology, risk factors, clinical manifestations, diagnosis, differential diagnosis, non-hormonal treatment, hormonal treatment, other therapeutic options, treatment failure.

Conclusions: GSM usually presents chronically, which does not resolve without adequate therapeutic intervention. Therefore, it is important to know about the pathophysiology of this condition in order to carry out an optimal approach, improving the quality of life of women.

Key words (DeCS): Genitourinary syndrome of menopause, vaginal atrophy, urogenital atrophy.

Introducción

El síndrome genitourinario de la menopausia (SGUM), anteriormente conocido como atrofia vulvovaginal o atrofia vaginal, atrofia urogenital o vaginitis atrófica (1)(2), se describe como el conjunto de síntomas y signos asociados a la disminución de estrógenos y otros esteroides sexuales, que involucran cambios en los labios mayores, menores, el clítoris, el vestíbulo e introito, la vagina, la uretra y la vejiga. Su presentación clínica puede variar, encontrándose desde sequedad, ardor, prurito e irritación; síntomas sexuales, falta de lubricación, malestar o dolor y deterioro de la función, e incluso síntomas urinarios de urgencia, disuria e infecciones urinarias recurrentes; pudiendo cursar con algunos (sin un número mínimo definido) o todos los signos y síntomas, que generan un impacto negativo en la calidad de vida de la mujer y no pueden explicarse mejor por otro diagnóstico (3).

Se estima que entre el 10% al 40% de las mujeres posmenopáusicas son sintomáticas, en donde, el 25% busca atención médica y sólo el 7% recibe tratamiento (4). Se ha descrito que la severidad de la sintomatología aumenta con el paso de los años, teniendo en cuenta que en los primeros años de la posmenopausia, solo el 4% de las mujeres presentan manifestaciones clínicas. Esto en razón de que los cambios en la mucosa vaginal no son muy marcados. Después de 7 a 10 años, hay una mayor deficiencia estrogénica y progresión de la atrofia y se estima que se presenta en el 50% de ellas, que con el paso del tiempo, puede llegar a presentarse hasta en el 75%.(4)

En el 2018 el estudio GENISSE, reporta que la prevalencia del SGUM es un 70%; pero a pesar de que se presenta de forma frecuente y que los síntomas y signos generan un impacto en el bienestar de las mujeres, sigue siendo infradiagnosticado y tratado (5).

En Colombia, se realizó un estudio publicado en 2018, evaluando 558 mujeres postmenopáusicas. En donde se encontró una prevalencia del SGUM  del 51,61% (62,88% en las mujeres mayores de 55 años y 39,32% en las menores de 55 años), siendo el síntoma más frecuente la sequedad vaginal (84%), seguido de la dispareunia (57%) (6).

El objetivo del presente artículo se basa en realizar una revisión que permita exponer los aspectos más importantes con respecto al SGUM, entre las que se destacan su fisiopatología, manifestaciones clínicas con el fin de realizar un diagnóstico oportuno, así como el manejo farmacológico actual, en pro del bienestar de la mujer posmenopáusica.

Materiales y Métodos

Se realizó una revisión narrativa de artículos en español e inglés en las bases de datos y bibliotecas electrónicas: PubMed, UpToDate, Medline, ProQuest, Cochrane y sociedades científicas con una ventana de tiempo personalizado entre 2000 y 2019. Se utilizaron los términos MESH: Genitourinary syndrome of menopause, vaginal atrophy, urogenital atrophy. Se obtuvo 79 artículos, posterior a realizar un resumen analítico, se seleccionaron 49 artículos.

Temas a Tratar

Fisiopatología y Etiología

El tracto genital y urinario inferior comparten como origen embriológico el seno urogenital; no obstante los receptores de estrógenos (RE), no se expresan en la cúpula de la vejiga, lo cual los diferencia (1). Estos RE y progesterona están presentes en la vagina, el vestíbulo de la vulva, la uretra, la vejiga, la fascia endopélvica y la musculatura del piso pélvico; tejidos que responden a las hormonas esteroideas sexuales y a través de los RE se modulan mecanismos de barrera, defensa, procesos de proliferación y maduración celular. (7).

Se conoce que la etiología del SGUM es secundaria a la disminución de los niveles de estrógenos endógenos, las 3 formas de estrógeno que se sintetizan principalmente en los ovarios son el estradiol, la estrona y el estriol; siendo el estradiol el más abundante en las mujeres pre menopáusicas(8), en donde se ha descrito que las concentraciones séricas de estradiol oscilan entre los 147 y los 1468 pmol/l (40–400 pg/ml) y caen a menos de 73 pmol/l (20 pg/ml) posterior a la menopausia (9). Durante la transición entre la perimenopausia y posmenopausia, la estrona se produce en mayor proporción, sin embargo su función estrogénica no es fuerte (8).

Existen algunos cambios relacionados con el hipoestrogenismo presentado durante la menopausia, entre los que se encuentran disminución del contenido de colágeno, ácido hialurónico y elastina; el epitelio se adelgaza, alteración en la proliferación de músculo liso, aumento en la densidad de la disposición del tejido conectivo con disminución de la vascularización y la elasticidad del mismo, las superficies epiteliales se vuelven planas, queratinizadas, reduciendo las secreciones y microorganismos de la flora vaginal, lo cual  genera un aumento del pH entre 5,0 y 7,5  lo que altera la así un disbalance de la microbiota vaginal sana. Esto predispone al crecimiento excesivo de microorganismos patógenos que inducen inflamación y favorecen la aparición de infecciones vaginales y urinarias (10). Tabla1.

Factores de Riesgo

Debido al aumento en la expectativa de vida de las mujeres, la menopausia natural es alcanzada entre los 48 a 52 años, lo que permite que el SGUM se presente con mayor frecuencia en este grupo etario (8)(11).  A pesar de que la sintomatología puede aparecer en otras edades, se relaciona con otras patologías que cursan con hipoestrogenismo, como la amenorrea hipotalámica, la insuficiencia ovárica primaria, la menopausia quirúrgica (ooforectomía bilateral con o sin histerectomía), e incluso otras condiciones fisiológicas como la caída de estrógenos en el posparto, hiperprolactinemia (durante la lactancia), además el uso de ciertos medicamentos (p. ej., agonistas de la hormona liberadora de gonadotropina, inhibidores de la aromatasa, los moduladores selectivos de los RE) y la radioterapia, generando una presentación clínica variada y de difícil manejo terapéutico(8)(12)(13). Entre otros factores de riesgo identificados, se encuentran: tabaquismo, abuso de alcohol, disminución de la frecuencia y abstinencia sexual, falta de ejercicio, nuliparidad (8)(12).

Manifestaciones Clínicas

El Síndrome Genitourinario de la Menopausia (SGUM) suele aparecer en los primeros cuatro a cinco años después del inicio de la menopausia, afectando al 25-50% de las mujeres posmenopáusicas (14). Entre los síntomas más comunes se encuentran la sequedad vaginal (93,3%) y la reducción de la lubricación durante el sexo (90,0%). Menos frecuentes son la dispareunia, el prurito, la irritación vaginal, el sangrado poscoital y la disminución del deseo sexual (2)(1).

En cuanto a los signos clínicos, es común observar disminución de la humedad vaginal (93,7%) y pérdida de las arrugas vaginales (78,4%) (5). También se describen disminución de la elasticidad vaginal, palidez o eritema, tejido frágil con petequias, pérdida de carúnculas himeneales y, con menor frecuencia, estrechamiento del introito (2). El SGUM está asociado significativamente con incontinencia urinaria de esfuerzo o mixta, vejiga hiperactiva y prolapso vaginal. Los síntomas afectan moderadamente la calidad de vida, en especial la función sexual, autoconcepto e imagen corporal (5).

Algunos estudios sugieren que la deficiencia temprana de estrógenos debido a menopausia prematura, insuficiencia ovárica o menopausia quirúrgica, se relaciona con mayor disfunción sexual comparado con mujeres de igual edad sin estas condiciones (3)(15). Las mujeres jóvenes con atrofia vaginal y dispareunia pueden sentirse particularmente afectadas por cambios en la función sexual (3).

Diagnóstico

Se debe iniciar el abordaje con una anamnesis detallada, en donde se establezca el tiempo de evolución de la sintomatología y el impacto que está ha tenido sobre la calidad de vida de la mujer. Asimismo es importante reconocer factores de riesgo, uso de lubricantes, jabones, protectores diarios, entre otros que pueden generar irritación sobre la zona genitourinaria. En caso de contar con antecedentes relevantes, se debe documentar de forma detallada y se debe mencionar el manejo recibido. (12)

Posteriormente se realiza un examen pélvico, teniendo en cuenta que con el envejecimiento y la evolución de la menopausia, se producen cambios estructurales típicos en la vulva,  entre los que se encuentran reducción del volumen del monte del pubis, la pérdida de la grasa subcutánea y el vello púbico en los labios mayores, disminución del tamaño y pigmentación de los labios menores y los bulbos vestibulares, retracción y estrechamiento del introito vaginal e involución de las carúnculas himeneales, esto lleva además, a una disminución de la profundidad y el ancho general de la vagina (11)(16). El clítoris y su capuchón pueden fusionarse dificultando su evaluación, además, el meato uretral puede estar más prominente y eritematoso(17) El tejido de la vulva y la vagina puede estar más pálido, seco y brillante, con pérdida de las rugosidades y la elasticidad (11)

Por último, las pruebas de laboratorio, aunque estas no se requieren para hacer diagnóstico  y no se recomiendan de forma rutinaria, ayudan al enfoque y evaluación de la respuesta terapéutica (3)(11); podrían estar indicados cultivos o biopsias si el aspecto no es típico o no mejora después del tratamiento (18).

El diagnóstico del SGUM, se establece con la presencia de al menos dos síntomas o de un signo y un síntoma, considerados como molestos  y no  son explicados  por otro diagnóstico (1); estos pueden ser crónicos y progresivos y no es probable que resuelvan sin tratamiento (farmacológico o no farmacológico) y en ocasiones generan un impacto negativo en la calidad de vida y la salud sexual de la mujer (19) (20). Tabla 2.

Otras herramientas de evaluación de los síntomas se basan en cuestionario como DIVA (cuestionario sobre el impacto diario del envejecimiento vaginal)(21) y el índice  de salud vaginal (Vaginal Health Index -VHI), que evalúa 5 parámetros  con una escala de 1 (más pobre) a 5 (mejor) (18)(22)(23). Tabla 3.

Diagnóstico Diferencial

Entre las afecciones vulvares y vaginales que pueden presentarse con signos y síntomas similares se encuentran afecciones alérgicas o inflamatorias, algunas infecciones (vaginosis bacteriana, tricomoniasis, candidiasis), irritantes de contacto, cuerpos extraños y trauma sexual. (10)(11). En las pacientes con síntomas vulvovaginales crónicos o recurrentes antes de la menopausia, se debe descartar otras condiciones antes de tener como sospecha diagnóstica el SGUM (4)(17).

Abordaje Terapéutico

El objetivo principal, es aliviar los síntomas y con ello mejorar la calidad de vida de las pacientes. Una vez se tenga una certeza diagnóstica, el manejo debe ser temprano, se debe promover la adherencia al mismo y debe incluir el tratamiento individualizado de  las  afecciones  inflamatorias  o infecciosas  subyacentes;   puede iniciarse de manera escalonada, teniendo en cuenta la severidad de la sintomatología y preferencias de la paciente (20). Las opciones de tratamiento disponibles, además de la hormonoterapia local y sistémica, incluyen cambios en el estilo de vida y tratamientos no hormonales como humectantes y lubricantes vaginales de venta libre (3)(18).

Manejo No Hormonal

Cambios en el estilo de vida

Se recomienda realizar cambios en el estilo de vida, para prevenir y mejorar los síntomas de SGMU, como mantener un peso adecuado, actividad física regular, evitar el consumo de tabaco teniendo en cuenta que este favorece el metabolismo estrogénico, por lo que se asocia con la atrofia vaginal(24).

La actividad sexual, puede mejorar los síntomas, ya que se aumenta el flujo sanguíneo vaginal, mejora la elasticidad y lubricación, no obstante no existen datos sobre el tipo de actividad sexual, así como la frecuencia idónea como medida de prevención para el SGUM. (3)

Hidratantes y lubricantes vaginales

Son considerados la primera línea de tratamiento, en síntomas vaginales leves a moderados o cuando esté contraindicado el uso de estrógenos locales (3)(25).

Los hidratantes vaginales producto a base de polímeros reticulados, hidrofílicos insolubles y bioadhesivo, al retener agua, crea una capa húmeda sobre el epitelio vaginal (ácido hialurónico, liposomas y geles policarbofílicos), sustituyendo  las secreciones vaginales normales, disminuyen el pH vaginal, facilitan la eliminación de células muertas y tiene un efecto positivo sobre el epitelio vaginal (20)(26);  se deben utilizar de dos a tres veces a la semana, han demostrado mayor efectividad en comparación con los lubricantes vaginales en el alivio de los síntomas; sin embargo no  revierten los cambios atróficos y pueden llegar a ser irritantes (6)

Los lubricantes vaginales, son utilizados principalmente para disminuir el malestar causado por la fricción durante las relaciones sexuales. Su uso regular se ha asociado con aumento del placer y facilidad para lograr el orgasmo (2)(3)(20); en el tratamiento del SGUM solo brindan un alivio temporal, sin lograr ningún impacto en la mejoría de la humedad vaginal a largo plazo(3)

Ácido Hialurónico

Es un glicosoaminoglicano constituido por residuos de ácido glucurónico y N-acetilglucosamina, producido por los fibroblastos; Los glicosaminoglicanos atraen grandes cantidades de sodio y agua, proceso por el cual aumentan la turgencia de la matriz extracelular, ya que es su principal componente (27)(87) aliviando la severidad de la sequedad vaginal y la dispareunia sin irritar la mucosa vaginal,  promueve la migración y proliferación de fibroblastos, facilitando el depósito de fibras de colágeno, que  favorece la reparación tisular,  efecto que  ha sido  comparado con el de la terapia con estrógenos tópicos (29).A dosis de 5 mg/día (dos veces por semana, intravaginal), se asocia con la reducción de los síntomas clínicos de sequedad vaginal(28). No obstante, no existe evidencia de mayor beneficio del ácido hialurónico en comparación con hidratantes y lubricantes.

Se han propuesto otras terapias complementarias como la vitamina D oral, la vitamina E vaginal y los fitoestrógenos; sin embargo, los datos sobre su eficacia son escasos y se requieren más estudios para su validación (3)(4)(30).

Hormonal

Se considera una opción más eficaz ante síntomas graves o persistentes a pesar del manejo no farmacológico.

Estrógeno (ET) vaginal

Los estrógenos locales (estradiol, estriol y promestrieno) se consideran un tratamiento eficaz y seguro del SGUM sin síntomas vasomotores (1). Se encuentran en múltiples presentaciones, con diferentes estrógenos y dosis. En una revisión Cochrane de 2006, se encontró eficacia similar en todas las presentaciones comparadas con placebo y se indicó está terapia como un tratamiento seguro (31),  teniendo en cuenta que las dosis empleadas son más bajas y la absorción (aunque depende de la gravedad de la atrofia vaginal y la dosis utilizada) es mínima, manteniendo la concentración de estrógeno en el rango de la posmenopausia (3)(11).

Se  considera que disminuyen el pH, mejoran la elasticidad y el grosor de los tejidos vulvovaginales y restauran el flujo sanguíneo y en el contexto del SGUM, ha mostrado una reducción significativa del número de episodios de infecciones por año (3)(10). La recomendación es dosis más baja de estrógenos vaginales, sin necesidad de adicionar progesterona, ya que la absorción vía vaginal no logra niveles que estimulen el endometrio, se recomienda iniciar dosis diaria por 14 días, seguido de dosis semanal según evolución y respuesta se aumenta. Tabla 3. Algunos de los efectos secundarios presentados son: cefalea, irritación vaginal, sangrados vaginales y turgencia mamaria, aunque en general, estos síntomas son poco frecuentes (32)(33).

Absorción sistémica de estrógenos tópicos: la terapia con estrógenos tópicos a dosis bajas, puede alcanzar niveles séricos mediante absorción cutánea, aunque serán menores que aquellos alcanzadas con terapia de reemplazo hormonal oral o mediante parche transdérmico (34)(35). Los niveles séricos de estradiol detectados durante la terapia de baja dosis de estrógenos vaginales son aproximadamente de 5 pg/mL de estradiol en sangre. Al inicio de la terapia podría detectarse niveles más altos, dado que la absorción a través del epitelio adelgazado parece ser mayor, sin embargo, conforme avanza el tiempo con el tratamiento, esta absorción disminuye hasta los niveles séricos descritos (19).

Los esquemas con mejor absorción sistémica de estrógenos son los regímenes de tabletas o cápsulas intravaginales, de 4 a 10 mcg de estradiol, y los anillos de 7.5mcg/día de estradiol. Se cree que el uso de dosis más altas a las estudiadas puede derivar en proliferación endometrial, por lo cual no se recomiendan (33)(36).

No se recomienda el uso de un progestágeno con ET vaginal en dosis bajas, o realizar seguimiento endometrial, en mujeres de bajo riesgo para cáncer de endometrio, aunque las mujeres con mayor riesgo, (obesas o diabéticas) o aquellas que posmenopáusicas que presenten algún sangrado uterino, se justifica dicho seguimiento. (3)

Modulador selectivo de los receptores de estrógenos (SERM)

Ospemifeno: Modulador selectivo de los RE, con acción agonista/antagonista variable dependiendo de los tejidos blanco (3)(17). Su acción está dirigida de forma selectiva contra la fisiopatología subyacente de la atrofia vulvovaginal postmenopáusica y en el tratamiento de sus síntomas, siendo una adecuada alternativa a la terapia hormonal sistémica o estrógeno-terapia local vaginal, superiores a los hidratantes y lubricantes. Es el primer SERM, no hormonal, aprobado para el tratamiento de la causa subyacente de la sequedad vaginal y la dispareunia en mujeres posmenopáusicas, al vaginales y mejorar los síntomas de la SGUM, la dosis recomendada es de 60 mg/día via oral por 12 semanas (20)(37)(38); se conocen algunos efectos adversos como sofocos, riesgo de tromboembolismo, de hipertrigliceridemia (39). Se contraindica su uso en: antecedentes personales de tromboembolismo venoso, sangrado vaginal inexplicado, cáncer de mama en tratamiento activo (incluyendo tratamiento adyuvante), cáncer dependiente de estrógenos como el de endometrio. No se ha estudiado la seguridad en casos de hiperplasia endometrial (2)(40).

Otro SERM que podría llegar a ser útil en el SGUM es bazedoxifeno (BZA), un agonista de los receptores estrogénicos óseos, junto con estrógenos equinos conjugados (CE). El complejo estrogénico con selectividad tisular CE/ BZA no está aprobado para el tratamiento del SGM, pero en estudios clínicos ha mejorado la citología y el pH de la vagina y ha disminuido los síntomas. (41)

Andrógenos

La administración vaginal de andrógenos derivados de la dehidroepiandrosterona (DHEA), a dosis diaria de 0,50% ejerce beneficios en las tres capas de la vagina: formación de colágeno en la  lámina propia, muscular y epitelial de la vagina (42), reforzando la pared vaginal y disminuyendo la atrofia, con mejoría de los síntomas de SGUM sin acrecentar los niveles de los esteroides sexuales por encima de los valores postmenopáusicos (20).

Testosterona

Aunque su uso no ha sido aprobado en esta patología, estudios iniciales han demostrado mejoría de la dispareunia, la sequedad vaginal y el índice de maduración vaginal (4).

Otros Tratamientos

Laser Vulvovaginal

El uso del láser en vagina y vulva es reciente y maneja tres conceptos: absorción del agua por la lámina propia de la vagina ya que el láser es captado por el agua; aplicación fraccionada de la energía, la aplicación continua del láser provocaría heridas que retardarían la recuperación y el efecto térmico del láser, el calor estimula los fibroblastos que producen colágeno (2)(43).

Los efectos del láser se desarrollan en tres fases: la primera, de dos o tres días de duración, se produce un ligero edema y se liberan mediadores químicos, los cuales todavía están en investigación; segunda fase es la de proliferación, con formación de nuevo colágeno y neovascularización la cual dura aproximadamente 30 días, por  lo que el intervalo entre sesiones debe ser de como mínimo de un mes. La última fase es la de remodelación, con una duración estimada de 30 a 40 días e incluye la maduración de las fibras de colágeno, la neovascularización, aumento en la lubricación y en la acidez vaginal. Al terminar esta fase, la mucosa de la vagina ha recuperado su fisiología y funcionalidad (43).

El láser se ha  evaluado con resultados satisfactorios en estudios observacionales (44), pero  “La seguridad y efectividad de estos dispositivos para el  tratamiento de esta condición no ha sido establecida” la Administración de Medicamentos y Alimento (FDA) y la Sociedad Norte Americana de Menopausia, citan la falta de datos de seguridad a largo plazo(20) (44).

Radiofrecuencia

Está estrategia se emplea para mejorar las condiciones fisiológicas de la vagina, principalmente en casos de laxitud (45). La radiofrecuencia produce remodelación y elasticidad inmediata, así como neocolagenogénesis. De cuatro a seis sesiones de radiofrecuencia intravaginal, indican que son bien toleradas y se asocian a una mejoría de los síntomas, que se mantuvieron durante 12 meses de seguimiento (46). Pero al igual que el láser vulvo-vaginal se requiere de mayor evidencia antes de una fuerte recomendación.

Alternativas como homeopatía o la fitoterapia como las isoflavonas de soja para el tratamiento del SGUM, tiene estudios  escasos y la evidencia es insuficiente (47)(48).

Finalmente, el SGUM es una alteración crónica que requiere de tratamientos adecuados y larga duración, a lo cual la mujer debe ser constante en su uso.  Opciones terapéuticas como los estrógenos locales y ospemifeno son eficaces, pero requieren que la mujer mantenga la adherencia durante años, por lo cual ante una falta de respuesta a un tratamiento, es necesario evaluar primero la adherencia (38). Una buena comunicación entre médico y paciente es importante para la adherencia, de esta manera se podrá elegir el tratamiento teniendo en cuenta las preferencias de la mujer con SGUM.

Fallas en el tratamiento

El tiempo de respuesta al tratamiento depende del método utilizado y de la tolerancia a este, por lo que puede variar de una paciente a otra. Sin embargo, si no hay una adecuada respuesta clínica, al cumplir con los plazos de tratamiento establecidos, se debe considerar un error diagnóstico o la presencia de un diagnóstico alternativo que haya sido enmascarado por el estado de menopausia (49).

Conclusión

El Síndrome Genitourinario de la Menopausia (SGUM) engloba una serie de signos y síntomas que surgen como resultado de la disminución de los niveles de estrógenos y otros esteroides sexuales. Esta condición afecta a áreas como la vagina, vulva, uretra y vejiga. Entre los síntomas más prominentes se cuentan la sequedad vaginal, el ardor y la irritación, así como problemas sexuales asociados a la falta de lubricación, malestar, dispareunia o disfunción sexual. Además, se manifiestan síntomas urinarios que incluyen urgencia, disuria e infecciones recurrentes del tracto urinario.

Estos síntomas suelen ser crónicos y progresivos, por lo general no mejoran sin una intervención terapéutica adecuada. Esta situación impacta negativamente la calidad de vida de las mujeres afectadas. El tratamiento de esta condición requiere un enfoque a largo plazo, lo que puede influir en la adhesión al mismo. Por ende, resulta crucial comprender la fisiopatología de esta afección para efectuar un diagnóstico temprano. Este enfoque permite ofrecer un manejo personalizado en función de las preferencias y síntomas de cada mujer afectada, con el objetivo de mejorar su calidad de vida física y sexual en esta nueva fase llamada menopausia.

Se propone el siguiente algoritmo de manejo para SGUM. Ver Algoritmo 1..

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1 Médico residente de IV año, Ginecología y obstetricia, Universidad Autónoma de Bucaramanga.
2 Médico general, Universidad Autónoma de Bucaramanga.

 

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