Inducción al Parto vs Evolución Espontánea a partir de las 41 Semanas de Gestación.
Autores:
Dr. Romero Benítez, Juan Manuel1, Dra. Rivero, Mabel Itatí2.
Resumen:
Objetivos: a) Establecer la prevalencia del embarazo de 41 semanas. b) Evaluar resultados perinatales en la inducción rutinaria al parto frente al parto de inicio espontáneo.
Material y Métodos: Estudio descriptivo, retrospectivo, transversal y analítico basado en información sobre 1616 historias clínicas perinatales, período comprendido de 01/03/2019 al 31/12/2019. Población de estudios gestante de 41 semanas. Muestra de estudios partos inducidos (G1). Grupo control: parto de inicio espontáneo (G2). Criterios de inclusión: las gestaciones de 41 semanas con partos inducidos y espontáneos. Criterios de exclusión: gestación de 41 semanas con cesáreas electivas. Variables: peso del recién nacido (RN), apgar, internación conjunta (IC), vía de culminación, indicación de cesárea y enfermedades neonatales. Análisis estadístico: porcentajes, Chi cuadrado y prueba de significación. Programa de análisis de datos SPSS.
Resultados: La prevalencia de 41 semanas 6,8%. G1 71,56% y G2 28,43%. Peso RN G1< 4000 grs 84,9%; ≥ 4000 grs. 15,07%; G2 < 4000 grs 82,75%, ≥ 4000 grs 17,24%. Apgar G1 < 7 6,84%, > 7 93,15, G2 < 7 6,89%; > 7 93,10%. IC en G1 94,5%, no IC 5,47%; G2 IC 93,10%, no IC 6,89%. Parto vaginal G1 79,45%, cesárea 20,54%; G2 parto vaginal 62,06%, cesárea 37,93%. Indicaciones de cesáreas más frecuente en G1 y G2 falta de progresión al trabajo de parto 66,67% y 54,54% respectivamente. Enfermedad neonatal ausentes en ambos grupos.
Conclusiones: Nuestra prevalencia del embarazo de 41 semanas es baja. No encontramos diferencias significativas en ningunas de las variables en estudio.
Palabras claves: embarazo de 41 semanas, inducción rutinaria, resultados perinatales.
Introducción:
Para nadie es un secreto que el embarazo a partir de las 41 semanas de gestación aumenta la morbimortalidad perinatal y la tendencia a aumentar el número de cesáreas (1-4). Se han efectuado diferentes intervenciones para prevenir o mejorar los resultados de los nacimientos más allá del término. (5-7)
En nuestra maternidad del hospital “Ángela I de Llano” aplicamos la inducción rutinaria al trabajo de parto a las 41 semanas como una medida aplicable y eficaz para disminuir las complicaciones perinatales en dicha edad gestacional (8,9). Por tal motivo queremos establecer la prevalencia del embarazo de 41 semanas y luego evaluar los resultados perinatales en la inducción rutinaria al parto frente al parto de inicio espontáneo en nuestra maternidad.
El embarazo de 41 semanas constituye una entidad obstétrica muy discutida en la literatura médica, debido a los diferentes criterios empleados con relación a su diagnóstico, control prenatal y manejo intraparto. Su importancia radica en que se asocia a un incremento de la incidencia en la morbimortalidad perinatal. El embarazo en vía de prolongación y los riesgos inherentes al mismo fueron descritos por Ballantyne en 1902, ganando significado a finales de 1960. (8-11)
En nuestro país no se habían efectuado investigaciones sobre el tema hasta el año 1989 en que el Dr. Arturo Malespin realizó una investigación denominada Frecuencia Real del Embarazo Post-Término en el Hospital Bertha Calderón Roque de Managua, Nicaragua, Enero a Diciembre 1989 donde se encontró una incidencia muy alta 27 %, donde solamente se les efectuó Ultrasonido al 33 % de las embarazadas y el resto fueron diagnosticadas por fecha de última menstruación; pero solo se diagnosticó 2 % de Recién Nacidos Post-Término por Capurro. Fue hasta el año 2002 que se efectúan 2 trabajos Monográfico de mejor calidad metodológica: el primero se denominó “Manejo del embarazo Prolongado” en la sala de Alto Riesgo Obstétrico. El segundo estudio se tituló: “Morbimortalidad Neonatal en recién nacidos post término” Julio a Diciembre 2002 y realizado por la Dra. Kenia Blandón. (11,12)
También la Dra. Diana Carolina Sánchez Bermúdez efectuó una investigación monográfica denominada: “Evolución del Parto en las Gestantes con embarazo prolongado” en el Hospital Bertha Calderón. Enero a Diciembre 2003, donde encontró una incidencia de 2.7 % y donde se reportó unos 66 % de recién nacidos post término según Capurro. (13)
En el año 2004, el Dr. Marvin Zumbí realizó una investigación sobre Prácticas Clínicas Basadas en Evidencias en el Hospital Bertha Calderón por medio del sistema informático perinatal y encontró que la inducción del trabajo de parto en embarazos de 41 semanas o más se estaba realizando en el 48 % de los casos y que servirá de referencia para una nueva norma para los servicios de maternidades en el sector de alto riesgo. (5,15)
Objetivos:
- a) Establecer la prevalencia del embarazo de 41 semanas. b) Evaluar resultados perinatales en la inducción rutinaria al parto frente al parto de inicio espontáneo.
Material y Métodos:
Estudio descriptivo, retrospectivo, transversal y analítico basado en información sobre 1616 historias clínicas perinatales, período comprendido de 01/03/2019 al 31/12/2019. Población de estudios gestante de 41 semanas. Muestra de estudios partos inducidos (G1). Grupo control: parto de inicio espontáneo (G2). Criterios de inclusión: las gestaciones de 41 semanas con partos inducidos y espontáneos. Criterios de exclusión: gestación de 41 semanas con cesáreas electivas. Variables: peso del recién nacido (RN), apgar, internación conjunta (IC), vía de culminación, indicación de cesárea y enfermedades neonatales. Análisis estadístico: porcentajes, Chi cuadrado y prueba de significación. Programa de análisis de datos SPSS.
Resultados:
La prevalencia de embarazos de 41 semanas fue de 6,8% (n=102) y observamos mayor número de gestante de 41 semanas con partos inducidos en relación al parto de inicio espontáneo. (Ver gráfico 1 y 2).
Gráfico Nº 1. Gráfico Nº 2.
Al evaluar los pesos de los recién nacidos en ambos grupos de estudio observamos mayor frecuencia en los que pesaron menos de 4000 grs. Ver tabla N°1.
Tabla Nº 1.
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< 4000 grs. |
≥ 4000 grs. |
TOTAL. |
P. INDUCIDO (G1). |
62 (84,9). |
11 (15,07%) |
73. |
P. ESPONTANEO (G2). |
24 (82,75%). |
5 (17,24%). |
29. |
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86. |
16. |
102. |
Chi cuadrado: 0,07. Valor p = 0,78. Sin diferencias significativas.
Tanto de los partos inducidos como los de inicio espontáneo tuvieron recién nacidos vigorosos con porcentajes muy supriores en relación a los recién nacidos deprimidos. Ver tabla Nº 2
Tabla Nº 2.
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Apgar < 7 |
Apgar > 7. |
TOTAL. |
P. INDUCIDOS (G1). |
5 (6,84%). |
68 (93,15%). |
73. |
P. ESPONTANEOS (G2). |
2 (6,89%). |
27 (93,10%). |
29. |
|
7. |
95. |
102. |
Valor p = 0,069 IC 0,95% Sin diferencias significativas.
Los neonatos de ambos grupos recibieron internación conjunta madre/hijo y pocos necesitaron ser internados en unidad de cuidados intensivos neonatal, como queda detallado en la tabla N° 3.
Tabla Nº 3.
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INTERN. CONJ. |
NO INTERN CONJ. |
TOTAL. |
P. INDUCIDOS (G1). |
69 (94,5%). |
4 (5,49%). |
73. |
P. ESPONTANEOS (G2). |
27 (93,10%) |
2 (6,89%). |
29. |
|
96. |
6 |
102. |
Chi cuadrado: 0,07 Valor p = 0,7 Sin diferencias significativas.
La vía de culminación mas frecuente fue el parto vaginal en ambos grupos de estudios. Ver tabla N°4.
Tabla Nº 4.
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P. VAGINAL |
CESAREA. |
TOTAL |
P. INDUCIDOS (G1). |
58 (79,45%). |
15 (20,54%). |
73 |
P. ESPONTANEOS (G2). |
18 (62,06%). |
11 (37,93%). |
29. |
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76. |
26. |
102. |
Chi Cuadrado: 3,3 Valor p = 0,069. IC 0,95% Sin diferencias significativas
La falta de descenso y progresión al trabajo de parto como el sufrimiento fetal agudo fueron las indicaciones de cesárea más halladas en ambos grupos de estudio. Ver gráfico 3 y 4.
Gráfico Nº 3. Gráfico Nº 4.
Enfermedad neonatal estuvo ausente en el 100% de los casos en ambos grupos de estudios.
Discusión:
La inducción al trabajo de parto en el embarazo cronológicamente prolongado se asocia con una reducción en el riesgo de muerte perinatal. Esta es una consecuencia adversa rara en embarazo que exceden las 41 semanas, ocurriendo solo a razón de 2,4 por mil en bebes normales en el grupo control. No hay evidencias que la inducción rutinaria a las 41 semanas afecte el índice de partos vaginales, la incidencia de alteraciones de la frecuencia cardiaca fetal, el valor del apgar, pero sí reduce la aparición de meconio y parece incrementar la aparición de ictericia neonatal, datos que arrojan la bibliografía y es coincidente con los resultados en este estudio.(1-4,6).
La inducción luego de las 41 semanas no se asocia con ninguna alteración mayor, reduce el riesgo mínimo de muerte perinatal en mujeres con embarazo de postérmino y puede resultar en una leve reducción del índice de instituciones con alto índice de cesárea. (5,6)
La incidencias de convulsiones tempranas es entre 2 y 5 veces mayor en niños nacidos de mas de 41 semanas. El riesgo de embarazo en vía de prolongación se relaciona predominantemente con el periodo intraparto y neonatal más que con el periodo posparto. El riesgo por lo tanto se incrementa con el comienzo del trabajo de parto (7,8). La inducción al parto al término o más allá de las 41 semanas reduce el riesgo de la aparición de líquido meconial. No hay evidencias que las inducciones activas aumenten el riesgo de anormalidades de la FCF durante el trabajo de parto o la incidencia de valor bajo de apgar, ya sea de término o mas de 41 semanas. La inducción al parto se asocia con una disminución de la mortalidad neonatal no asociada a malformaciones fetales. Si bien ninguno de los trabajos fue lo suficientemente grande para demostrar una diferencia significativa, los resultados combinados de los distintos trabajos sirvieron para presentar un cuadro mas claro. (8-10).El embarazo en vía de prolongación probablemente represente, en la mayoría de los casos, una variante de lo normal y está asociada a buenos resultados, independientemente de la forma de control elegido. En una minoría de los casos hay un riesgo incrementado de muerte neonatal y convulsiones tempranas.
La inducción al parto antes de las 41 semanas no esta asociada con ninguna ventaja, salvo en una leve reducción de la aparición de líquido amniótico meconial. (10). La inducción al parto luego de las 41 semanas no esta asociada con ninguna desventaja mayor y disminuye los riesgos de muerte perinatal en mujeres con embarazo de postérmino, también con la utilización de métodos adecuado de inducción puede resultar en una leve reducción de índice de cesárea en concordancia con lo hallado en este trabajo (12,13). A la luz de evidencia disponible, la mejor política es ofrecer a la paciente la posibilidad de una inducción al parto con el mejor método disponible una vez que ha llegado a las 41 semanas. Los obstetras y los familiares deben, además tener en cuenta la pobre calidad de la evidencia disponible para apoyar el uso de cualquiera de los métodos comúnmente utilizado para el control en mujeres con embarazo prolongado. (11,13-15).
Conclusiones:
Nuestra prevalencia del embarazo de 41 semanas es baja. No encontramos diferencias significativas en ningunas de las variables en estudio.
Bibliografías:
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- Pritchard J. Embarazo de postermino y retraso de crecimiento intrauterino. 3 ed. Barcelona. Salvat, 1986; 732-749.
- Revista Centroamericano de Obstetricia y Ginecología. Embarazo prolongado caracterización y algunos resultados. Vol. 11, Numero 6, julio-septiembre 2002.
- Malespín A, Jirón M. Frecuencia real del embarazo postérmino en el hospital Berta Calderón. Enero a diciembre 1989.
- Gary Cunningham F, Mac Donald PC, Gant NF, Leveno KJ, Gilstrap LC. Embarazo prolongado. En Williams Obstetricia 20 ed. Madrid. Editorial Médica Panamericana 1998: 71-73.
- Balesteno Sánchez JM, Pino Malagon Suárez C, Soto Urquiola H. Características maternas y resultados perinatales en el embarazo prolongado. Revista cubana Obstet Ginecol 2002; 28(1): 11-17.
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1. Dr. Romero Benítez, Juan Manuel.
a) Médico Asistencial del Sector de Alto Riesgo de la Maternidad del Hospital Ángela Iglesia de Llano.
b) Jefe del Servicio de Investigación del Hospital Ángela I de Llano. Corrientes- Capital.
2. Dra. Rivero, Mabel Itatí.
a) Médica Asistencial del Sector de Alto Riesgo de la Maternidad del Hospital Ángela Iglesia de Llano.
b) Jefa del Departamento de Docencia e Investigación del Hospital Ángela I de Llano. Corrientes- Capital.